GUADALIX DE LA SIERRA DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA, LA GUERRA CIVIL Y EL PRIMER FRANQUISMO
ROBERTO FERNÁNDEZ SUÁREZ
Introducción
Guadalix de la Sierra era, en el primer tercio del siglo XX, una población eminentemente rural. La tenencia de la tierra había cambiado poco desde épocas anteriores. Una gran mayoría de vecinos era propietaria de pequeñas propiedades que no superaban 1 hectárea por familia, escasa cantidad de tierra para poder mantener una familia entera. Para ello, era necesario trabajar en otras tareas como la de mantener una pequeña huerta en la ribera del río Guadalix, los llamados quiñones, que permitían a las familias humildes de la localidad tener una ayuda de cierta importancia en frutas, legumbres, hortalizas y demás grano como el trigo, centeno, cebada y almorta . Otra posibilidad era la de trabajar para otros vecinos más pudientes como jornalero pero también como mediero, aportando su fuerza de trabajo y la de su propia yunta de mulas o bueyes. El mantenimiento de esta fuerza animal era un gasto considerable para las familias humildes por lo que el recurso comunal de las tierras pertenecientes al ayuntamiento era un alivio económico importante. Dichas dehesas municipales servían para pasto gratuito como alimento para las bestias, propiedad de los vecinos de la localidad.
GUADALIX DE LA SIERRA DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA, LA GUERRA CIVIL Y EL PRIMER FRANQUISMO
ROBERTO FERNÁNDEZ SUÁREZ
Introducción
Guadalix de la Sierra era, en el primer tercio del siglo XX, una población eminentemente rural. La tenencia de la tierra había cambiado poco desde épocas anteriores. Una gran mayoría de vecinos era propietaria de pequeñas propiedades que no superaban 1 hectárea por familia, escasa cantidad de tierra para poder mantener una familia entera. Para ello, era necesario trabajar en otras tareas como la de mantener una pequeña huerta en la ribera del río Guadalix, los llamados quiñones, que permitían a las familias humildes de la localidad tener una ayuda de cierta importancia en frutas, legumbres, hortalizas y demás grano como el trigo, centeno, cebada y almorta . Otra posibilidad era la de trabajar para otros vecinos más pudientes como jornalero pero también como mediero, aportando su fuerza de trabajo y la de su propia yunta de mulas o bueyes. El mantenimiento de esta fuerza animal era un gasto considerable para las familias humildes por lo que el recurso comunal de las tierras pertenecientes al ayuntamiento era un alivio económico importante. Dichas dehesas municipales servían para pasto gratuito como alimento para las bestias, propiedad de los vecinos de la localidad.